jueves, 16 de julio de 2009

Nota de Jorge Lanata a Gustavo Cordera (Rolling Stone 2004)

Acá les dejo una nota muy buena que habla sobre las étapas por las que pasó el cantante de la banda (Cordera), que realizó Jorge Lanata a Gustavo Cordera en el año 2004 y que salió en la Rolling Stone. Espero que les guste.

La Murga de los renegados
Texto: Jorge Lanata
En su momento de mayor popularidad Gustavo Cordera se reencuentra con los fantasmas del pasado: ... chicas histéricas, drogas duras, autos usados, robos y soledad. Memorias de un outsider que se convirtió en la estrella más desaforada del rock argentino.
A
lgo se perdió en el Sur. Hay algo que se perdió en ese lugar de casas bajas, de sueños postergados, de vecinos en la vereda viendo pasar el futuro, ahora tierra de nadie, Líbano, sitio donde parece que siempre termina de llover. Ahora el Sur se cayó por el precipicio de la economía, pero yo les estoy hablando de otros años, de otras caídas, de otras fracturas, de la infancia gobernada por los militares, de cambiarse de ropa para salir al centro, de lo que fuimos y de lo que soñamos ser…

ALGO QUEDO PERDIDO EN EL SUR

La vida nos sacó de ahí a los empujones, pero de todos modos es imposible no volver, despegarse el silencio de los sábados a la tarde mientras la tele pasa Hollywood en castellano, escuchar voces primero y después los pasos y después las voces otra vez, hasta que la distancia las apaga. No se si siempre la infancia es cruel, pero es seguro un territorio exagerado en el que las sombras te amenazan desde el techo del cuarto y te persigue la urgencia de salir de ahí.

Tanto nos domesticaron que en el Sur ni siquiera los sueños son grandiosos: yo quería ser redactor de Siete Días, alquilar un departamento de dos ambientes en el Centro y poder, cada tanto, llegar con una caja de pizza y algún libro. Aquella era mi idea de ka felicidad. Otra manera de escaparse era el cine: yo tenía 12 o 13, y había logrado que me dejaran entrar gratis al cine Maipú a cambio de que subiera las latas de película desde la calle hasta la cabina de proyección, que estaba a unos treinta kilómetros arriba. El otro cine era el Colonial, ahora bajo el techo de la subida del Puente Pueyrredón, en Pavón y Mitre. Yo tenía 14 años y había publicado una o dos notas en el diario local, "La Ciudad de Avellaneda", con mi nombre completo, como firmaba entonces: Jorge Ernesto Lanata. Decía, con desparpajo, que era periodista. Entré al Colonial y terminé haciéndome amigo del acomodador: un anciano de único traje oscuro, camisa de cuello gastado y corbatín negro, que trataba en vano de ordenar la cola de espectadores que los sábados a la tarde abarrotaban el Colonial para ver películas porno de la época: Las colegialas se confiesan era el hit. También había clásicos de Isabel Sarli, violada en el camión de Carne, y películas suecas sin argumento con rubias de pechos díscolos. El olor a huevo, a vestuario cerrado, era insoportable. No era olor, era hedor, parecía el final de una guerra química.

Ahí, en medio de ese Gran Templo de la Masturbación Suburbana, el acomodador escribía poesías románticas. Un día me pasó un cuaderno forrado en papel azul araña lleno de poemas escritos en distintos colores de birome. Recuerdo el rojo, pero ninguna palabra. Los poemas eran, claro, espantosos.

Le prometí publicar alguno en el diario, pero lo que en verdad buscaba era mantener mi amistad con aquel viejo. Nunca cumplí, y el cuaderno se perdió en la espiral del tiempo. Volví a verlo tres o cuatro veces más.

Arriba de aquel cine, el Colonial, vivía la familia Cordera.


- Yo vivía arriba del Colonial.
Estamos en el Café Brasilero de Montevideo, en Uruguay, y le cuento al Pelado mi historia con el acomodador.

- El tipo ordenaba las pajas - me dice.

Tenemos los mismos recuerdos ajenos y propios del Colonial.

- Ahí llegaron a cantar Gardel, Corsini. Mi abuelo fue a verlos - rememora Cordera.


- Que lugar raro para vivir.

- Si rarísimo, toda esa zona ahora se deterioro muchísimo, Pavón y Mitre. Después me crié en el pueblito, que es Piñeyro

Compañero de infancia, de cárcel, del Sur, o de colegio:


- ¿A qué colegio fuiste? ¿ Al ENPA (Escuela Normal Próspero Allemandri)?

- Al ENPA.


- Parabas en la Mar del Plata.

- Por supuesto, y en el Lorca ...


- ¿Debutaste enfrente de los silos, ahí entre los camiones?

-No, fui a la Gallega, en General Belgrano y Cadorna, cuando tenía 15 años, El Caballito Blanco, Brujas, todo.

Allá, en los sitios, a un par de cuadras frente al Colonial, donde antes no había nada y ahora se levantan unos monoblocks, habían debutado gran parte de mis compañeros del San Martín. Quiero decir: entre el pasto que rodeaba a los silos, atrás de la fila de camiones que esperaban para descargar el trigo. Las chicas esperaban ahí, sentadas en el paragolpes cromado de un camión, negociaban la tarifa y después se perdían en medio del pastizal. con el debutante tomado de la mano y una toallita en la otra.

- ¿Qué hacían tus viejos?

- Mi viejo, vendedor de autos; mi mamá, maestra. Mi viejo tenía una agencia que se llamaba Cordera Hermanos, en Pavón, al 1600.


- ¿Y vos le hubieras comprado un auto usado?

- ¿A mi viejo?


- Sí.

- Mi viejo te vende cualquier cosa. Cuando compraba un auto era una garompa invendible y cuando lo poseía era una joya cero km (dice "ka eme"). Bueno, yo fui vendedor de autos desde los 16, y llegué a tener una agencia, vendía planes de ahorro. Yo estudiaba publicidad en Lomas de Zamora y llegamos a generar un espacio de compra y venta de autos usado en Clarín: empecé a poner avisos donde compraba planes de ahorro y otros donde los vendía, entonces conectaba a los que me llamaban para vender su plan con los que querían comprar, y sin poner plata me llevaba una comisión. Y empecé a ganar dinero. Muchísimo dinero. Empecé a trabajar para tres agencias como vendedor libre, estamos hablando del 83, 84, 85. En esa época hice un par de viajes a Brasil, a Bahía. En aquel momento había un florecimiento de la democracia, la necesidad de la gente de reencontrarse, de recomponer todos los agujeros que teníamos desde la adolescencia, y que eran muchísimos. Pensá que nosotros pasamos la adolescencia durante un gobierno militar, formando parte de ningún lado. De ningún lado. Y entré en una crisis espiritual muy grande y tiré todo a la mierda: dejé la agencia, dejé los autos y comencé con el tema de la banda. Cuando empecé con Bersuit yo tenía 27 años, no sabía nada de rock, y no había ido nunca a un recital. El primer recital al que fui fue el mío, lo vi desde arriba. Mis compañeros, que sí iban a recitales, me empezaron a llevar para que entendiera un poco de que se trataba. Y antes de cantar o tocar empecé a estudiar música, o sea que podía leer las notas pero no tocaba ni cantaba nada. Estudiaba con una maestra de música, Teresita, y canto Diego San Clemente, que era un bajo del Teatro Colón.


- Y cuando decidiste colgar todo, ¿qué dijeron tus viejos?

- Para mi vieja fue muy doloroso: yo estaba en quinto año de licenciatura en Ciencias de la Comunicación, me faltaban seis materias para recibirme y obviamente ella quería un hijo profesional. Cuando empecé a volcarme más a la música mi novia también me dejó y me fui a vivir solo. Y también dejé el tema de la agencia de autos de una manera extraña, porque agarre todo el dinero y lo regalé.


- Me estás jodiendo.

- No, sí, sí, lo regalé. Lo repartí entre amigos, familiares... Y dije: quiero empezar a vivir la historia de músico, con todo lo que significa. Yo creo que lo de la guita lo hice más que nada por una rebeldía natural, pero también porque siempre tuve mucha facilidad para ganar dinero. No estaba tan aferrado a la plata porque mi viejo fue timba toda la vida y también ganaba la guita fácil, entonces para mi el tema de la guita nunca tuvo que ver con una dinámica del sacrificio sino con el ingenio. Para mi regalar el dinero no era nada, yo sabía que cuando quisiera lo iba a volver a ganar otra vez.


- ¿ Y qué le paso a tu viejo cuando largaste todo?

- Nada, él se lo bancó. Mi viejo es un cantante increíble, canta tangos, y de alguna manera el tipo se vio reflejado en mi locura. Para mi vieja fue todo lo contrario: ella todavía guarda la libreta universitaria y cuando puede se la muestra a los nietos, a todos.


- ¿ Y te fuiste a vivir al Centro?

- Primero me quedé en Avellaneda, en lo de mi abuela Matilde, y después, cuando empecé con Bersuit, en el 88, me fui a Barracas.


- ¿ Qué pensabas entonces que te iba a pasar? Pegarla de golpe con un tema, llenar varios Luna Park...

- No, eso ni me lo planteaba. Lo que yo tenía era una necesidad muy grande de volcar odio y resentimiento. Era un caudal de odio y resentimiento infinito. Siempre con humor, con cinismo, pero mucho odio.


- ¿A qué?

- Lo fui descubriendo con el tiempo. Yo tuve una adolescencia muy dolorosa. Nunca había podido levantarme una mina, iba y rebotaba en todos los bailes que existían. Fui dos veces a Bariloche porque la primera vez me había ido muy mal. Y, para colmo, la segunda vez me fue peor. Yo lloraba todas las noches cuando tenía 15, 16, 17 años. Y recuerdo que un día dejé de llorar. Un día sentí que todo eso me estaba pasando de algo me iba a servir. Yo ni sabía que alguna vez iba a cantar, o a hacer teatro, ni nada, pero una vez, en medio de tanta sombra, pensé eso: todo esto algún día me va a servir.


- ¿De quién estabas enamorado en aquel momento?

- Iba fluctuando entre distintas compañeras. Pero era suficiente que una persona me escuchara, o me miraba, para que yo me derritiera.

EL PASADO ES LADINO Y TIENDE SUS PROPIAS TRAMPAS: mejora los recuerdos, oculta otros, se resbala, vuelve en el momento menos pensado. Es delicado desafiarlo. Hay quienes tienden con el pasado lazos morbosos: son aquellos que convocan, anualmente, las cenas de ex alumnos, ex compañeros de ikebana, ex lo que sea volviendo a verse con cierto perverso interés. ¿ en que habrá cagado la vida al resto de mis compañeros?

Nadie impulsaría una reunión de ex compañeros de cárcel, ¿ por qué hacerlo con los del colegio? Estábamos ahí por obligación o casualidad: ahora los intereses cambiaron, la vida fue. Para qué insistir en lo que fuimos.


- ¿Te pasó años después de encontrarte con alguno de ellos?

- A mi me pasó una historia tremenda con eso. Había una chica, Andrea Gómez, que me volvía totalmente loco en el secundario: me tocaba el culo, me pasaba la regla por debajo del coso, y yo me molestaba mal. En quinto año éramos cuarenta y tres mujeres y yo. Mucho mas doloroso todavía.


- ¿Sólo te gastaba o te histeriqueaba?

- Me gastaba, me histeriqueaba, cogía con todo el mundo menos conmigo. A mi me encantaba, por supuesto, y ni me daba bola, se burlaba de mi delante de las demás chicas y eso hacia que tampoco pudiera levantarme a ninguna otra. Y resulta ser que años después, en el 91 - yo terminé el colegio en el 79-, empezó a venir a los conciertos un chabón que me regalaba libros de anarquía. Un chabón grande, de treinta y pico de años, como yo. un día aparecía afeitado, otro con barba... Yo caminaba, me daba vuelta y el tipo estaba ahí, salía a la calle y el tipo siempre estaba. Todos los pibes de la banda empezaron: "Bueno, nació el asesino de John Lennon". Yo estaba re cagado, y el chabón estaba totalmente ganado por un fanatismo casi religioso. Me empecé asustar y el tipo seguía, seguía. Una vez estábamos haciendo "Babilonia a la calle" y se apareció con un álbum de fotos de quinto años del secundario donde yo estaba. ¡La puta madre que lo parió! "¿Cómo conseguiste esto?", le pregunté. Yo ya estaba asustadísimo. "no", me dijo. " Es que yo me voy a casar con una chica que está en esta foto" "¿Con quien?" "Con Andrea Gómez." Pasó un tiempito y se apareció con ella en un concierto. Me acerqué y la piba me dijo: "Yo te tengo que pedir perdón"."¿Por qué?"."Y... porque nosotras no nos habíamos dado cuenta que eras un genio." Yo nada más le dije: " Mirá, lamento desilusionarte pero soy el mismo boludo de antes". Para mi todo aquello fue morboso, porque era como manipular el pasado. Fue como ir al pasado, vengarte de una situación, modificarla y volverla ilusoria.


- Hablabas antes de odio y resentimiento, y escuchándote yo pensaba en la palabra "bronca". " Qué era lo que te pasaba, lo que te pasa?

- Eso fue en aquel momento. Hoy creo que fui drenando todo ese pus interior. Sentía muchos deseos de destruirme, de romper todas mis estructuras. El reflejo que yo tenía de mi mismo era lamentable, porque tenía el prejuicio de que yo era buena persona. Y me hacía mucho daño. Yo siempre desconfié de las buenas personas, de los que no te muestran su costado miserable, de los que lo esconden. Por eso mis amigos son lo peor que existe, ¿me entendés? Son capaces de hacerse daño a sí mismos, pero no de hacerle daño a los demás. Conozco las miserias humanas en mí y en mis amigos, y por eso me puedo sentir libre con ellos, no tengo que demostrarles nada.


- ¿ Cuándo tuviste la seguridad de que siempre ibas a cantar?

- Desde chiquito. Fui expulsado del coro de la escuela por desafinar, quise cantar en un concurso y ni siquiera me dejaron anotarme, mi vieja decía que yo tenía voz de carnero degollado. Pero un día me encontré con Diego, que era profesor de canto y me dijo que quería escucharme cantar, y después de hacerlo me pidió: " A partir de ahora no vas a escuchar a una sola persona en el mundo que no sea a mi. Vos podés cantar y vas a cantar: no escuchés más a nadie, y menos a tus familiares y amigos".


-¿Cómo es la relación de Bersuit con los críticos y los medios?

- Los medios siempre estuvieron fuera de la historia de Bersuit. Y eso todavía hoy les molesta, la poca participación que tuvieron. En un principio nos dieron por muertos. En realidad estaban indignados del reviente que se ejercía en los shows. Yo recuerdo que en el año 92 Marcelo Franco le dijo a Daniel Kon, nuestro manager de entonces: " Si yo tengo que publicar lo que vi en Unione e Benevolenza no le va a hacer para nada bien a estos chicos". Aquella noche estaba todo el piso forrado con cinco centímetros de vómito; había entrado el hijo de un juez, con una bolsa de un kilo de merca que le había robado al padre, y le había convidado cocaína a todo el mundo. Estaban todos en pedo, borrachos, mal. Era una especie de rito suicida que nadie podía explicar. En ese tiempo nosotros éramos una especie de estandartes de la degradación humana. Y la cosa fue en caída y cada vez peor: yo recuerdo que en el 95 llegué a hacer un recital a beneficio de Gustavo Cordera, me subasté desnudo arriba del escenario y me tiraron una moneda de un peso, Yo me agaché a levantar la moneda del piso y Enrique Symns, que estaba abajo, me dijo: " Pro fin entendí lo que es ser un desgraciado". Fuimos quedando prácticamente en el olvido, y en ese tiempo nos sostuvimos solamente los medios alternativos...

- ¿ Y de qué vivían?

- Mirá... yo en ese tiempo empecé a vivir... de lo que daba la calle, digamos. Salí a robar. Nunca con armas, ¿eh? Salí a robar... Creía solamente en lo marginal. Aquel momento fue la cúspide de mi desprecio por la sociedad y por el modelo. No tenía ninguna solución ni el modelo, ni mi vida, ni nada.


- ¿Ya tenías familia?

- Tenía una beba. Los primeros años fueron bastante duros.


- ¿Y dónde afanabas?

- En supermercados, farmacias... Afanaba pasacasetes, todo lo que podía.


- ¿ Nunca te agarraron?

- Un día me agarraron en el supermercado Toledo, en Mar del Plata. Tenía muchas técnicas para robar. Me las enseñó un Maestro. Que no puedo nombrar, pero es un Maestro. Me enseñó a robar con arte, con elegancia y también con ética. Nunca a una persona, me parecía muy doloroso. Siempre, si podía, le robaba a las empresas. Nuestro desafío era robar en la cara de los policías o de la seguridad, y eso era lo mas excitante. En Mar del Plata hicimos cosas alucinantes. Robábamos minimercados cuando empezaron a atender las veinticuatro horas. Después reducíamos las cosas y vendíamos ensalada de frutas, sandwichs ...


- Robaban materia prima.

- Exacto


- ¿Y dónde vivías?

- En cualquier lado. Mi preocupación era que a la nena no le faltaran pañales ni nada. Paralelamente trabajaba, pero como estaba muy en el reviente no me alcanzaba nada de lo que ganaba, era vendedor ambulante, vendía comida en la calle vestido de chef, me las rebuscaba como podía.


- ¿ Todo esto en qué año fue?

- En el 94,95.


- Hace nada.

- Hace nada. Hasta que empecé a deteriorarme y a apagarme, porque mi relación con Estela era horrible, mi hija estaba en un ámbito que no era para nada el adecuado, toda esa energía era horrible. Y caí, caí,caí,caí. Un día estaba totalmente borracho, tirado en la calle, en la puerta de El Samovar de Rasputín. Hacía seis meses que ni nos juntábamos para ensayar, y pasó Juan en un colectivo; se bajó y quedamos en vernos el día siguiente. Nos encontramos en la plaza de la Facultad de Medicina, ahí en Junín, y hablamos sobre la vuelta al laburo. " A Bersuit no le podemos pedir más nada hay que darle todo ahora.", me dijo. Y empecé a trabajar en la feria de Mataderos, vendiendo chipá y sopa paraguaya, y empecé a recomponerme.

- ¿Estabas tomando mucha merca? ¿ Qué tomabas?

- Todo.

- ¿Te picabas?

- No. Pero tomaba de todo. Mirá -dice, y se mira las palmas de las manos-, te cuento toda esta historia y transpiro, loco. Desde el 96 en adelante empezamos, con mucho dolor, a torcer la historia, a tratar de defender nuestras canciones. Antes estábamos tan mal que nos subíamos al escenario y deformábamos nuestras propias canciones. Mirá la locura que hacíamos: en "Mi Caramelo", por ejemplo, terminaba la primera estrofa y aparecía un psicólogo analizando cada verso. La gente quedaba anonadada. Recuerdo una carta de Susanita, que era una de los últimos treinta que venían a vernos, diciéndonos que si no desistíamos no iba avenir más. Empezamos a entender que el que venía a vernos era el que tenía que divertirse, y no podíamos invitar a alguien a nuestra casa y abrirle la puerta completamente borrachos y que nos tuviera que atender. Tuvimos que aprender a disfrutar de la diversión de los demás. Viéndolo desde acá creo que no hubiera sido posible vivir este éxito si no hubiéramos vivido un fracaso tan profundo, y esa necesidad de torcer el destino. Y lo que sucede en este momento es que mi exageración es nimia al lado de lo que ha estado ocurriendo.


- ¿Por qué?

- Porque todo lo que ahora nos pasa superó mi fantasía más exagerada.

- ¿Para dónde estas yendo? ¿ Para dónde vas?

- Y, ahora estoy yendo para adentro. Estoy en un viaje más introspectivo, más histórico. Estoy en los detalles.

- ¿Estás más, menos o igual de solo que cuando empezaste?

- Es una buena pregunta. hay una parte mía que goza de una saludable soledad hace miles de años. Y hay otra que ahora está más conectada con la gente. Me siento más acompañado, y siento que puedo acompañar más a las personas. Quizá no sea lo ideal, o aquello a lo que aspiro, pero es lo que puedo.

-¿ No tenés momentos en los que, en una circunstancia menos o cotidiana, te decís: "Guau, estoy feliz, soy feliz"?

- Sí, me pasa cotidianamente. Es como un instante de eternidad, de felicidad, una vez al día. No hay día en que no me pase. Si no lo advierto es porque me cerré a verlo. A veces vas a tanta velocidad que no sintonizás con lo que la vida te esta contando.

HABLANDO DE VELOCIDAD: SON LAS 7, O LAS 8. Es ya. Hotel, combis, un par de fotógrafos, combis de nuevo, la Bersuit entrando a una estación de tren abandonada devenida en centro cultural. El lugar estalla. Había dicho el Pelado, al final de la entrevista:

- Es difícil que creas lo que te voy a decir, pero si en un recital hay 15 mil personas, por lo menos una vez miré a los ojos a cada una de ellas.


Sale al escenario y ahí está, mirando por lo menos una vez a los ojos de cada una de las 15 mil personas.

Jorge Lanata

Rolling Stone Junio 2004

lunes, 13 de julio de 2009

Victoria clara

Bueno, les dejó la letra y el video de un tema muy lindo que vale la pena escuchar...



VICTORIA CLARA
Tema para las abuelas de mayo
(Juan Subirá)


Ella vive escapando
Pero le siguen los pasos
Cortando por los atajos
Al fin la van encontrar

Es difícil de entender
Como pudo suceder
Semejante crueldad
De saber que no es quien es

Es tan terrible su historia
Que no la puede aceptar
Se niega a recuperar
su real identidad

Yo la supe respetar
Pero me enteré ayer
Su Hermana Clara la busca
Entre tanta oscuridad

De saber que no es quien es
De saber que no es quien es
De saber que no es quien es
De saber que no es quien es

Si se confirma el indicio
La sospecha que tenemos
De que ella fue robada a
Sus padres verdaderos

Quizá esto la retenga
y la empuje a reencontrarse
Hasta conocer su nombre
y el origen de su sangre

Hay tanto chico perdido
y tanto asesino suelto
pero canso la mentira
y esta el corazón abierto

Si todo resulta claro
ha nacido en cautiverio
entre tanto sufrimiento
en aquel pozo siniestro

De saber que no es quien es
De saber que no es quien es
De saber que no es quien es
De saber que no es quien es

Ojalá pronto suceda
Y Clara y Victoria puedan
Romper este maleficio
y volver a comenzar

Conocerse y jugar
si es que se les da la gana
a la mancha y la escondida
como se les da la gana

Y saber por fin quien es
Y saber por fin quien es
Y saber por fin quien es
Y saber por fin quien es

Se fue la segunda Luna Llena...


Bersuit Vergarabat pasó por el Luna Park por 25ª vez en su carrera y volvió a dar una nueva fiesta! Acá les dejo un collage de imágenes, cortesía de bersuit.com.ar


Juan Subirá en Buenos Ayres Club

Bueno acá les dejo una nota muy interesante que saqué de bersuit.com.ar donde se habla de la presentación del disco de Juan Subirá y su presentación en Buenos Ayres Club, como les había comentado en el post anterior.

El tecladista de Bersuit Vergarabat presentó oficialmente su primer disco solista. Rock con aire a tango, en una noche plagada de invitados.

Desde la génesis misma podríamos comenzar a exponer una serie de adjetivos calificativos para describir la noche del día viernes; desde la elección del lugar, hasta los temas interpretados y las figuras que acompañaron al gran anfitrión de la velada. Partamos desde la base. El lugar elegido fue el Buenos Ayres Club, aquel donde funcionaba el tradicional Teatro Arlequines en otros tiempos. Así la gente fue acercándose pese al frío de la noche, que se cerraba cada vez más, pero que prometía música de la buena.

La pantalla ubicada a la derecha del escenario comenzó a rodar un trabajo realizado por Juan José Subirá, sobre la realización del disco en cuestión: Fisura Expuesta. “Para mí suena a rock porque los instrumentos que suenan son típicos del género: caso guitarra eléctrica, batería, bajo, teclados… pero tiene un espíritu tanguero: el tipo de letras, la melodías y el tempo de muchos temas, aunque suenen a rock tienen espiritualmente algo muy tanguero” señalaba Juan Subirá en pantalla.

No obstante, ya era tiempo de acción. La banda apareció en escena y apostó fuerte con un tema inédito para la apertura del concierto, titulado Ausente por libreta, para que la gente de a poco vaya entrando en sintonía. Bien pegadito, Al borde, track 2 del trabajo discográfico en el que Gustavo Cordera acompaña la voz de Subirá, pero que contó en esta oportunidad con la participación Nano Campoliete (quien se encargó de una de las guitarras a lo largo del show) que le aportó otro tinte a un tema con la impronta bien marcada del estilo Subirá. Para impregnarse con tinta tanguera, El tango que no silbó –cuya letra fue compuesta con Salvador Batalla- puso en primera fila al primer invitado de la noche: Patricio “Tripa” Bonfiglio en bandoneón. A continuación, Adriana Beltrán de Aguja en un Pajar, aportó su voz para cantar a duo con Campoliete Cayendo arriba. Si me vas a querer, hacelo ahora” cantaba Subirá en otro inédito: Los duros de siempre, que cerró el primer tramo de la presentación.

No podía faltar algo de Bersuit y el primero de los elegidos fue Victoria Clara, tema cuyos derechos fueron cedidos a las Abuelas de Plaza de Mayo; cantado por Daniel Suárez –compañero escenario en Bersuit- se ganó todos los aplausos. Un enorme Pájaro Negro asomó en el Buenos Ayres Club, resaltando las actuaciones de Guillermo Campano en saxo que le dio otra personalidad a la canción, como también permitió jugar, improvisar y rockear en las seis cuerdas a Hernán Kalliz. Momento íntimo, introspectivo y muy personal para Juan Subirá, que solo con su teclado se calzó al hombro Humor Linyera. No de Bersuit, pero de la dupla Cordera-Subirá en el armado del tema, Grito Feliz, de Fisura Expuesta se intercaló entre los temas antes mencionados con la incorporación de Claudia Mascheroni en voz. Con Hecho en Buenos Aires, proveniente del disco La Argentinidad al Palo y nunca antes tocado en vivo, Subirá se dio el gusto de llevarlo a cabo, con Daniel Suárez nuevamente a su lado para cantar y toda la personalidad de Pepe Céspedes en la guitarra acústica. Alberto Verenzuela dijo presente para cantar un tema de su autoría, Ilusiones, acompañado por Subirá en el acordeón, finalizando el tramo “Bersuit” del set.

Con la formación de La Salud de los Enfermos le tocó el turno al instrumental Relatos de un antisocial. “Es una locura neo-clásica” comentaba entre risas al público Juan Subirá, en referencia al tema anteriormente interpretado, cuya música es creación de Gabriel Abrego.

La esperanza de la gente vale más, que un informe sobre globalización” cantaba Carlos Rivero en el estribillo de Estación Constitución mientras los invitados seguían desfilando; el siguiente fue Frichi Fridman para la Milonga del Plomero, una de las mejor recibidas por la gente. Miguel Suárez, encargado del bajo durante toda la presentación, copó el centro de la escena para cantar un tango propio, Perdidos. Obstinato, otro de los inéditos que pasaron por el concierto, cambió el ambiente tanguero llevándolo al campo del reggae, poniendo sobre la mesa la variedad y fácil adaptación de los músicos desde un género a otro.

Pero Subirá no pudo alejarse demasiado del tango, por ende invitó a Palo Pandolfo que sumó su clásica y característica voz a Menos uno, un tango fuerte, con personalidad. Casi sin respirar, de Héctor “Limón” García, Juan cantó Hoy (tema que interpreta Bajo Fondo Tango Club); Limón no podía ausentarse, y así como en Fisura Expuesta, participó en Clásico Día, junto con Osky Righi y Alberto Verenzuela que se sumaron a la guitarra eléctrica, Pepe Céspedes en el bajo. El show estaba llegando a su fin, pero faltaba uno de los temas que marcan el alma del disco que se estaba presentando. Nos referimos a Salvavidas de Plomo, tango-rock que quedó fuera de la quinta placa de Bersuit Vergarabat (Hijos del Culo) y que Subirá no solo se dio el gusto de incluirla en su disco sino que es cantada por Andrés Calamaro. Pero Calamaro no estaba y Miguel Suarez se encargó de suplirlo, y casi con la formación de Bersuit (Carlos Martín reemplazó a Andrés Inchausti en la batería) el show terminaba bien arriba.

La gente pedía más y lo tuvo. El otro cambio, un tema de Lito Nebbia fue el paso previo a Convalecencia en Valencia, canción de esas que Bersuit no suele tocar tan frecuentemente, pero que contribuyó a que la gente terminara aplaudiendo a más no poder. Soberbia presentación de un disco interesante, con presencia, con artistas de renombre y todo el talento y despliegue de Subirá y su banda.

JUAN SUBIRÁ: PRESENTACIÓN OFICIAL DE SU DISCO SOLISTA

El pasado viernes 29 de mayo a las 21hs en Buenos Aires Club, Juan Subirá, el tecladista y compositor de la Bersuit Vergarabat, presentó oficialmente su material solista titulado “Fisura expuesta”. Esta presentación en el salón ubicado en Perú 571 de San Telmo, no represent su desvinculación de la banda del “Pelado” Cordera, sino que se suma a una serie de trabajos individuales que los integrantes han estado presentando en paralelo a la agenda grupal.

viernes, 5 de junio de 2009

Entrevista a Gustavo Cordera

Primero de todo, muchas gracias a Daniela Sapere por permitirme hacer una publicación en su gran blog. Esta es una entrevista a Gustavo Cordera, no muy reciente, pero que dice lo que el sentía viviendo en Capital, por qué se alejó de ella, por qué dejó de hacer su música rebelde y muchas otras cosas más. Sin mucho más que decir, lean esta nota.

Sentado en un tronco sobre la arena, con el torso desnudo, la pelada y la barbita asiria a contraluz de la puesta del sol, y el sonido de las olas acompañando sus palabras, Gustavo Cordera parece un líder espiritual: el Profeta de la Sunga, a juzgar por su indumentaria. Apasionado, explica las razones de la histórica invasión de cascarudos que asoló a la costa uruguaya, habla del movimiento de las nubes, de placas geológicas, del poder del fuego, del "nuevo mundo que se viene". Y afirma: "Hoy la revolución es abrazar a un árbol, acercarse a una persona y decirle que la querés, respirar aire, surfear, manejar la dimensión del cuerpo. Buscar la paz, un lugar donde uno pueda existir. Porque si estás siempre enojado, siempre peleándote y siempre puteando, sos sólo una reacción; nunca estás vos adentro tuyo".

¿Qué le pasó al hombre que cantaba eso de se viene el estallido? Empecemos por el principio (o el final): desde el 5 de enero, Cordera vive con su mujer y sus tres hijos en La Paloma, un encantador pueblo de seis mil habitantes ubicado a 90 kilómetros de Punta del Este. Por eso, ahora estamos escuchándolo en la Playa de los Botes, con Daniel Suárez —vocalista de Bersuit—, Jorge Pizarro —mana ger de la banda—, y el atardecer como testigos. Basta preguntar "¿cómo llegaste hasta acá?" para que Cordera se despache con un monólogo largo, solemne y con reminiscencias de Greenpeace.

"Hace muchos años que empecé a darme cuenta de que tenía que cambiar drásticamente mi hábitat, como un animal que decide migrar. Soy de Buenos Aires: estuve 45 años de mi vida ahí. Por eso puedo decir que está en un momento de decadencia inigualable, debido a la superpoblación y a la cristalización de esa idea de progreso que comenzó a acentuarse en los 90. Hoy se están vendiendo 500 mil autos por año: en cinco años va a ser irrespirable, invivible. Entonces decidí, por lo menos temporariamente, emigrar. Para respirar, y no sufrir la sobrecarga de información y esos ataques de las empresas que te hacen creer que necesitás tener banda ancha, celulares, autos, ropa de marca, alarmas, seguros. Es muy delicada la situación de los seres humanos que viven en las grandes ciudades; hay mucha alienación. Todo forma parte de una degradación que es especialmente contradictoria para los argentinos, porque este resurgir económico era lo que esperábamos desde hacía años".

Cordera se detiene para armar un cigarrito: sumerge la cabeza en una bolsa de plástico, lo enciende, sale del refugio anti-viento y sigue descargándose. "Si hay algo que me parece interesante dentro de mi alma es la rebeldía. Cuando más degradado estaba como persona, me rebelé contra mí mismo y dije quiero estar bien. Me rebelo al rocanrol, a la historia de tener que estar hecho mierda, de tener que convertirme en un Cristo moderno, crucificado con mis drogas. Me rebelo, porque soy rebelde. Y me rebelo contra el tener: quiero estar en la dimensión del ser. Por eso, lo primero que hice a fin de año fue regalar mi ropa: me quedé con un par de remeras y pantalones, ando en sunga... Tengo una gran necesidad de soltar cosas".

"La naturaleza es así. Cuando vivía en la casa tomada del Docke, no entraba nadie a robar. Vinieron Santaolalla, Jaime Torres, León Gieco, el actor Gael, y estaban aterrorizados. De repente pasás del deber al tener. Y alguien que no tiene ve tu casa como una posibilidad".

-E.: ¿Cuándo empezó el proceso que desembocó en la mudanza?

- G. C. :Con La argentinidad al palo. Pagué carísimo el éxito, en cuerpo y alma. No me lo pude bancar: fue muy fastidioso para mí no tener más comunicación con el mundo, no poder salir a la calle. La gente me veía y era asediarme, pedirme. Necesité estar en un lugar donde la gente hiciera su vida y yo la mía. Volver al barrio, conectarte con un vecino de manera informal, sentirte uno más de mundo. A mí dame una guitarra, prendé un fuego, traé unos vinos, que estén las chicas y los amigos, y puedo estar 50 años así. No pretendo más que eso. Todo lo demás, la acumulación, el tener, me resulta muy pernicioso para mi alma. Porque soy un tipo obsesivo, y me obsesiono en qué hacer con la plata. Eso desata lo peor de mí, me pone feo como persona. Este sistema nos enseñó dos cosas: a deber o a tener de más. Yo me pasé toda la vida debiendo, hasta que de un día para el otro me empezó a sobrar lo que tenía. Los animales matan cuando tienen hambre, pero los humanos vivimos en la indigencia o en la acumulación. Y de esas dos cosas, veo más saludable a la indigencia.

-E: ¿Venir acá fue una manera de resolver las contradicciones que te provoca tener plata?

- G. C. :En mi caso no hubo contradicción: así como la pasé bien cuando no tenía plata, traté de hacerlo cuando la tuve. Antes de Bersuit tenía una agencia de autos que me daba dinero, pero dejé ese mundo. Tomo con mucho agradecimiento que me haya ido bien con la música: demuestra que el mundo también paga por cosas que tengan que ver con lo espiritual y el arte. Lo que pasó fue que perdí mi naturaleza para conseguir las cosas. El éxito te achancha, te come las tripas, te soborna. Te dan premios Gardel, Grammies, Oscars. Regalan bebida y drogas gratis a gente que es alcohólica y drogadicta. ¿Qué onda es esa? El éxito te hace perder la capacidad para seducir: todas las mujeres quieren estar con vos sólo porque sos un capo del rock. A mí me hace sentir vivo cuando una mina que está embelesada conmigo me dice sos un imbécil, mediocre, estúpido, grosero, poco hombre(que lastima, nunca voy a poder decirle eso...). Porque con el éxito, el vínculo que tenés con la gente se hace ficticio: es "te doy todo, pero dame todo", y podés terminar despedazado. Después de estos veinte años de rocanrol, me di cuenta de que debo ser una persona de buen corazón, porque estoy vivo. Hay que tener un corazón fuerte para sobrevivir a tanta fisura, a todo lo que hay antes, después y durante los shows.

- E. :Con esa vida, ¿cómo lograste mantener a tu familia unida?

- G. C. :Por lo mismo: porque tengo buen corazón. Y no es poca cosa.

- E. :¿Qué vida hacen en La Paloma?

- G. C. :La misma que yo hacía hace 30 años en Avellaneda. Mis hijos juegan en la calle, van en bicicleta a la escuela... En San Telmo no salían solos, vivíamos con una paranoia tremenda. Tenía que hacer algo por mi propia felicidad, porque ya había hecho mucho por la felicidad de los demás.

- E. :¿Cómo es la dinámica de Bersuit, con vos viviendo lejos?

- G. C. :Hermosa. Ahora que no estoy en Buenos Aires, la banda está funcionando mejor, está tocando mejor, hay más onda entre todos los pibes. Porque conmigo encima, tomando decisiones, sin delegar, les quitaba libertad para entrar en su propia dimensión. Y la mía: otra de las cosas que vine a hacer era a limpiarme de información. Y a pegarme un viaje, en principio, al aburrimiento, y después, a la tristeza, para seguir avanzando hacia otros horizontes. Indagué el aburrimiento, y es el momento en el que se me ocurre la música más profunda. En Buenos Aires, cada vez que te aburrís prendés el televisor, llamás por teléfono a alguien, o te metés en Internet a ver boludeces. Así tapás tu voz interior. Yo estoy empezando a escucharme, y a verme. Y lo que veo no me gusta en absoluto.

lunes, 1 de junio de 2009

Bersuit

Gustavo Cordera: enamorado del amor
En su debut solista, Suelto, el cantante de Bersuit intenta quitarse su disfraz de machista irredimible con un puñado de canciones pop sobre el amor que, asegura, "muchos rockeros ortodoxos sentirán como una amenaza, una traición"; ¿es posible tamaña transformación?; pasen, lean y saquen sus conclusiones


Bersuit se despidió del escenario en el Luna Park el pasado sábado 9 de mayo. Junto con una gran lista de temas, decidieron distanciarse por un tiempo y hacer una pausa, ya que el cantante Gustavo Cordera sacó su disco solista "Cordera Suelto". Cuando salga a la venta tendrán más información del mismo aquí.

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